domingo, 7 de diciembre de 2014

¿Yo también soy un hipster?






No sé si alguno de los lectores se ha dado cuenta del debate que se ha creado en torno a la figura del hipster en la sociedad, una nueva tendencia, un movimiento estético o una actitud vital con connotaciones sociológicas, según cada cual. Este debate incendia desde hace unas semanas las redes sociales y algunos medios. El disparador del tema, el culpable de haberlo sacado de las charlas de medianoche en bares oscuros y baños de discoteca ha sido Víctor Lenore a raíz de la publicación de su libro Indies, hipsters y gafapastas. Crónica de una dominación cultural, en la siempre ardiente editorial Capitán Swing. 

Sin haber leído aún el libro (una pose típica de los peores hipsters), creo que puedo añadir confusión al tema por el hecho de haber leído casi todas las entrevistas que ha concedido dicho autor, que han sido muchas, no se crean, acerca de lo que él considera la cultura dominante del momento. He leído también artículos de opinión, reportajes y los comentarios de cientos de blogueros sobre el tema. Puestos a leer, he leído el prólogo de Nacho Vegas, pero ah, el libro, ¿lo he dicho ya?, el libro no...

Después de leerlo todo (menos el libro, repito, algo que en este caso no me da demasiada vergüenza admitir) he analizado los argumentos de muchos intervinientes, he asentido con la cabeza ante algunas iluminaciones y también he desmontado mentalmente (o en charlas subidas de tono a horas en las que sería mejor estar haciendo cualquier otra cosa) varias de sus tesis.

Lamentablemente, no he sido capaz de llegar a ninguna conclusión fehaciente, rotunda, como sí parece tener Lenore, que fue hipster y gafapasta antes que fraile, aunque ahora no los quiere ver, a los hipsters, su antigua tribu, ni en las portadas de los discos. Yo, en cambio, como digo, sin haber llegado a conclusiones de ningún tipo, he sido asaltado por una duda insoportable: ¿Yo también soy hipster?

Para saberlo me he propuesto responder una por una a ciertas preguntas sobre códigos y hábitos de consumo que identifican, con algunos matices, a los hipsters. Ahí van: 

1. ¿Llevo barba, camisas de cuadros y gorro?
Sí; no; cuando hace frío.

2. ¿He leído a David Foster Wallace y me enorgullezco de ello?
Sí; no...bueno, a veces.

3. ¿Escucho Radiohead, Wilco y Arcade fire?
Sí; sí; sí.


4. ¿Tengo una cultura anglófila?
Maybe.

5. ¿Voy a Malasaña?
Con premeditación y alevosía. 

6. ¿Pago 10 euros por un gintonic?
Rotundamente no.


7. ¿Compro magdalenas de diseño?
Rotundamente no.

8. ¿Tengo vinilos que guardo con celo (es decir, con cariño)?
Ni uno solo.

9. ¿Alardeo de mi supuesta cultura?
Creo que no; ¿lo hago?

10. ¿Considero que la cultura es una cuestión de preferencias?
Brutalmente no. 

11. ¿Creo que el primer disco de, por ejemplo, Kings of leon, es el mejor de su discografía?
Rotundamente sí, pero ¿acaso alguien lo duda?

12. ¿Creo que me distingo de los demás por mi ropa?
Pero ¿estamos locos o qué?

13. ¿Menosprecio el folclore?
Me gustaría saber primero a qué llamamos folclore…

14. ¿Juzgo las cosas desde un punto de vista exclusivamente preferencial?
Amigos, la cultura no es sólo una cuestión de gusto, si no todo se vendría abajo de la noche a la mañana.

15. ¿Voy al Primavera Sound?
Never and ever.


16. ¿Uso el consumo para distinguirme del resto?
si no voy  al Primavera sound es precisamente porque es más caro de lo que me puedo permitir o quiero permitirme, depende de cómo llegue a fin de mes.


17. ¿Uso demasiados adverbios acabados en –mente en contra de las advertencias de García Márquez? 
Rotundamente sí, y premeditadamente también. 


18. Y la última y gran pregunta: ¿Niego ser un hipster? 
Hombre, pues claro.

Este rápido test sin ninguna sustancia ni importancia, que cualquiera puede hacer en su casa bajo la supervisión de un adulto,  sólo sirve para decir que bueno, que sí, que tal vez hay más hipsters entre nosotros de los que creemos, pero que tal vez no son una cultura dominante en tanto en cuanto no queramos que lo sea, y que sólo lo serán si nosotros les entregamos ese poder, precisamente porque lo que pretendemos es quitárselo. 

Es decir, que si nuestro amigo Lenore, después de 15 años ha descubierto que le gusta más Camela que Wilco, pues oye, enhorabuena, brindo por ello, pero si cree, como dice que creía antes, que era mejor que los demás por escuchar Wilco y ahora es libre por no hacerlo, entonces, querido Lenore, me temo que no has cambiado tanto como crees, siento decírtelo,  porque al fin y al cabo has escrito un libro en contra de unos y a favor de otros, contra una cultura que ya No te gusta y a favor de otra que Sí te gusta. 

Es decir, querido Lenore, que muy a tu pesar sigues siendo un hipster.


Y me temo que yo, que nunca quise serlo, también soy hipster por el simple hecho de estar hablando de hipsters así que mejor no digo nada más sobre los hipsters porque todo lo que diga podrá ser utilizado en mi contra por un tribunal de hipsters


No hay comentarios: